Escribe: ZAHUR KLEMATH ZAPATA*
Los años 60s fueron los más activos en protestas y revoluciones. En Colombia se gestó más de un movimiento político que cambió la idiosincrasia de los colombianos. Las nuevas generaciones no tienen conocimiento de lo que pasó y es poco lo que se sabe sobre esos tiempos.
El terrorismo comienza a crecer con mayor violencia y los daños se ven por todos lados y la reconstrucción absorbe los dineros que la sociedad paga en impuestos.
La sociedad por lo general no entiende que la nación, el territorio, la infraestructura y todos los bienes sociales son de ellos. Y por tal motivo hay que cuidar de igual manera que se cuidan los bienes que existen dentro de la casa o del hogar donde se vive. Este sentimiento de pertenecía no se le ha enseñado a la sociedad porque los políticos no se han educado para servir a sus electores sino a su grupo político y a quienes los apoyan económicamente.
Destruir lo ya construido es costumbre de los grupos de choque con el fin de debilitar a quien está al mando del establecimiento. Para reprimir estas acciones se necesita demasiada conciencia sobre los valores locales de lo que la comunidad tiene.
Al destruir lo existente es como llegar a la casa y en un arranque de locura comenzamos a arrojar por la ventanas los muebles y enseres como si esos objetos tuvieran la culpa de lo que está pasando en la relación intrafamiliar.
No es solo destruir lo físico sino dañar la moral de la sociedad creando otro tipo de terrorismo a través del engaño y movilización humana para que ella proteste. No es la forma de intimidar al resto de la sociedad porque se siente indefensa frente a estas acciones.
Hacer oposición es construir y no destruir, esto demuestra de que quienes están haciendo oposición tienen la capacidad con mayor habilidad de destruir el establecimiento que construirlo. Si la gente se reúne a trabajar para reparar las vías, arreglar lo que está dañado y así sucesivamente, quienes están administrando el establecimiento no tienen el poder de exigir a los ciudadanos a que paguen más impuestos porque con el trabajo que se está haciendo compensa los gastos que podría costar hacerlos.
Una sociedad organizada tiene mayor posibilidad de salir adelante y tener mejores garantías para todos al igual que servicios.
Nos han acostumbrado a esperar que otras personas hagan las cosas porque creemos que es la mejor forma de actuar. Pero la realidad es que si nosotros no cuidamos nuestra casa, que es la nación, el pueblo o el caserío, siempre vamos a vivir como miserables y ser miserable es más vergonzoso que andar trabajando para que las cosas funcionen para el bien de todos.
*SEO del Diario EL IMPARCIAL. Poeta y filósofo estadounidense de origen colombiano.
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