Fueron reveladas las audiencias reservadas completas que el exparamilitar dio ante la JEP.
Responsabiliza al expresidente Álvaro Uribe en el asesinato del abogado defensor de derechos humanos Jesús María Valle y en la planeación de la masacre de El Aro.
Fue en el tercer día de audiencia reservada cuando Mancuso rompió el protocolo y le hizo saber a los magistrados lo nervioso que se encontraba por lo que les iba a contar y lo mucho que lo angustiaba su seguridad y la de su familia a partir de ese momento.
“Para el día de hoy habíamos programado una respuesta clara, concreta, con aportes novedosos muy interesantes y además bastante peligrosos porque vincula personas que a través de estos años hemos denunciado, y básicamente se han dedicado a eliminar, a quitar de su paso al que se atreva a denunciar este tipo de alianzas como es el caso del expresidente Uribe”, dijo.
Acto seguido mencionó que han asesinado a 15 testigos que se han atrevido a hablar del exmandatario. Y advirtió a los magistrados que se sentía preocupado por la situación de seguridad de sus hijos y de su exesposa, ya que lo que iba a contar tendría consecuencias.
Sin preámbulo Mancuso dijo tener información que involucraba a Uribe en el asesinato del defensor de derechos humanos, Jesús María Valle. “Está vinculado (Uribe) a una reunión donde estuvo Carlos Castaño con el secretario de Gobierno de Uribe Pedro Juan Moreno (...). Pedro Juan pidió básicamente que se ejecutara esta acción porque el defensor de derechos humanos estaba atacando de manera frontal tanto a Uribe como a él, y al general Carlos Alberto Ospina y a otro general que no me acuerdo en este momento”.
Jesús María Valle fue un humanista y abogado nacido en Ituango que dedicó sus últimos días a denunciar públicamente que miembros del ejército estuvieron involucrados en la masacre de El Aro, en Ituango, Antioquia, ejecutada entre el 22 y el 26 de octubre de 1997. En la incursión paramilitar fueron asesinados 15 campesinos. Tanto en medios de comunicación, como en los despachos de la Fiscalía, el defensor de derechos humanos dejó constancia de las pruebas de sus afirmaciones.
Cuatro meses después de la masacre,27 de febrero de 1998, Valle fue baleado en su oficina del centro de Medellín. Allí fueron a buscarlo tres sicarios que lo redujeron, le amarraron las manos con los cordones de sus zapatos, lo hicieron acostar boca abajo y le dispararon en la cabeza.
Según el testimonio de Mancuso, el asesinato de Valle se planeó en la finca Hojaragüai, que en las filas de los paramilitares era conocida como La Siete. Allí se reunieron Carlos Castaño y Pedro Juan Moreno, quien fue secretario de gobierno del departamento durante el mandato de Uribe.
“Pedro Juan llega justamente de parte de Uribe y de los generales que le estoy contando, justamente porque los estaba atacando directamente a ellos, incluso los había denunciado judicial y públicamente”, dijo Mancuso, quien para esa reunión se encargó de recoger a Moreno en la finca Cinco Trece y luego lo condujo a La Siete cruzando el río en un planchón.
"Pedro Juan llega justamente de parte de Uribe y de los generales que le estoy contando, justamente porque los estaba atacando directamente a ellos, incluso los había denunciado judicial y públicamente”
Mancuso relató que él mismo participó de la reunión que duró entre treinta y cuarenta y cinco minutos. Dijo que en algunos momentos le perdió la pista a la conversación entre Castaño y Pedro Juan porque lo llamaban por radio para resolver asuntos de la tropa.
Pedro Juan Moreno Villa, a quien Mancuso menciona varias veces, era un hombre recio de temperamento volcánico que estuvo a cargo de la creación de las Convivir durante aquella época en la gobernación de Uribe, esas mismas cooperativas con las que se terminó legalizando el paramilitarismo en algunas zonas del departamento.
Moreno murió en un accidente aéreo cuando viajaba en un helicóptero de Medellín a Mutatá, Antioquia, el 24 de febrero de 2006, mientras hacía campaña para el Senado de la República. En aquel momento, Moreno estaba enemistado con Uribe, después de haber sido durante años su confidente. El exsecretario de gobierno pasó de ser el depositario de los secretos más íntimos de Uribe a su más acérrimo enemigo.
El mismo Pedro Juan Moreno, según Mancuso, era quien traía las orientaciones del expresidente Uribe a los paramilitares. Lo hizo para pedirles, dijo el exjefe paramilitar, que ejecutaran la masacre de El Aro.
“La Granja (masacre), y El Aro (masacre), eso fue un pedido directamente también desde el gobernador Uribe a través de Pedro Juan Moreno, que es el que trae esta reunión, en esa asistimos Carlos, estuve yo, estuvo Rodrigo Doble Cero, estuvo no sé si Monoleche, en esa estuvieron varias personas, estuvo Nicolás Bergonzoli, varias personas estuvieron”.
La masacre de El Aro, según Mancuso
A comienzos de 1997, cuando el entonces gobernador Álvaro Uribe terminaba su mandato, se habría planeado según Mancuso una operación militar ejemplarizante contra las poblaciones que rodean el río Cauca en el punto donde después se construyó Hidroituango. Las masacres de La Granja y El Aro se habrían gestado en las oficinas de la IV Brigada del Ejército en Medellín y por orden del gobernador Uribe.
“La primera planificación se inicia desde que yo voy a la oficina del general Manosalva, puente hecho a través del general Iván Ramírez (...). Él se fue, yo quedé con el general Manosalva planificando la operación (de la masacre de El Aro) sobre cartas satelitales, sobre la mesa de la sala de juntas que él tenía ahí, de toma decisiones de donde estábamos. (...) intercambiamos información de inteligencia, sacamos los planos que él tenía allí, me mostró la ubicación, me entregó órdenes, detalles, información de campamentos, apoyo, corredores de movilidad. Me explicó todo”, le dijo Mancuso a los magistrados de la JEP.
Mancuso dijo que con todo lo que le entregó Manosalva fue luego a donde Carlos Castaño y Vicente Castaño para terminar de afinar la incursión a Ituango. “Aquí lo novedoso es que cuando muere Manosalva quien termina de planificar la operación es el general Ospina, con Doble Cero”.
Uno de los magistrados pregunta: ¿Cuál Ospina?
Y Mancuso responde: “El que después llegó a ser comandante de las Fuerzas Militares.
Alfonso Manosalva Flórez fue comandante de la IV Brigada hasta el 20 de abril de 1997, fecha en la que murió a causa de un aparente aneurisma. El general en retiro Iván Ramírez Quintero, por su parte, actualmente comparece ante la JEP por hechos relacionados con el exterminio de miembros de la Unión Patriótica. Ramírez Quintero es, según las revelaciones de Mancuso, uno de los altos oficiales del ejército que cumplió un protagónico rol de enlace con los paramilitares.
Mancuso fue más allá y dijo incluso que sostuvo un encuentro directo con Uribe en su finca El Ubérrimo en 1996, antes de la masacre. “Uribe se ha reunido conmigo, y yo me reuní con el coronel Raúl Suárez, comandante de la policía de Córdoba, me llevó a reunirme a la finca de Uribe, con el gobernador Uribe para aquel momento y Uribe siempre tuvo conocimiento de la operación de El Aro”.
El exparamilitar aseguró que Pedro Juan Moreno fue quien, de parte del gobernador, pidió que se cometiera la masacre:
“El Aro se iba a hacer desde el 96, reunido en la oficina del general Manosalva, allá me encontré al general Ramírez, entre otras cosas (…) fue Iván Ramírez quien me manda para que organice y coordine la operación que nos pide Pedro Juan Moreno, y Pedro Juan Moreno viene a nombre de Uribe”.
Apoyo aéreo para la masacre
Los magistrados de la JEP le pidieron profundizar en las razones por las que se habría cometido esta masacre. Y Mancuso explicó que en esa área las Farc tenían un fortín impenetrable adonde llevaban a las personas que secuestraban en la carretera entre Medellín y Caucasia, y entre Yarumal y Caucasia. “Tenían como una base carcelaria, los mantenían a los secuestrados de las Farc, así que, cuando nos dan esta información se planifica una operación, nunca habíamos entrado allá”, dijo.
La operación a la que se refiere tenía como objetivo desatar el terror en la población y quitarle la base de apoyo a la guerrilla. Su relato es descarnado:
“Uno pone en práctica no solamente un teatro de operaciones, sino la puesta en escena de un teatro de terror, así de horrible como suena. (...) Usted tiene que atemorizarlos tanto que, o dejan de apoyar a la guerrilla, o se van de la zona o se enfusilan. Así de crudo como suena, entonces por eso esas operaciones eran de castigo, se imponía un terror y luego salíamos de la zona”.
En la declaración, el exjefe paramilitar también reveló que en la masacre de El Aro contaron con apoyo aéreo y que él mismo piloteó uno de los helicópteros: “Yo fui a llevar municiones, a sacar heridos, muertos. También hubo un helicóptero de la guerrilla en la zona que seguramente estaba haciendo lo mismo que nosotros. También estuvo sobrevolando un helicóptero de la gobernación y un helicóptero del ejército”.
Uno de los magistrados le preguntó: “¿de la Gobernación de quién?”.
A lo que Mancuso respondió: “de Antioquia”.
Mancuso explicó que los helicópteros de la gobernación y del ejército estaban prestando apoyo logístico de toda la operación.
“El helicóptero del ejército no lo solicitamos nosotros, seguramente que lo solicitó alguien de la tropa del ejército que estaba en el aérea, porque estaban apoyándonos. Como se planeó la operación nosotros ingresábamos y ellos bloqueaban por fuera. Ellos no ingresaban, de hecho, iban a impedir que cualquier persona ingresara. Ellos impidieron el acceso de la Cruz Roja, de la Defensoría, o sea, todo lo que iba para allá, nadie podía entrar hasta que nosotros saliéramos del área”.
Desde hace tres días el expresidente Álvaro Uribe ha escrito una docena de trinos con relación a las declaraciones de Mancuso. "Este bandido de Salvatore Mancuso ahora cambia de versiones sobre El Aro para justificar el beneficio de la creación dolosa de la teoría bisagra de la JEP-FARC. Lo agregaré a las denuncias en Estados Unidos y ante la Fiscalía de Colombia", sostuvo el expresidente. El cara a cara entre Uribe y Mancuso tendrá que resolverse en los estrados judiciales.
Fuente: REVISTA CAMBIO
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