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Opositores recordaron que marchar es un derecho y no una "toma guerrillera"


Escribe: CARLOS ALBERTO RICCHETTI


En charla privada, Luis Fernando Cardona, a la postre director de ese gran medio de comunicación virtual llamado EL OPINADERO, comentaba mediante diálogo laboral la novedad de una politiquera de oficio opositora, haciendo afirmaciones acerca del derecho a manifestarse.


La notable paradoja es que dicho personaje hasta hace poco menos de un año, sostenía la “naturaleza subversiva” de quienes se manifestaban contra el alza de los precios, la corrupción, el desgobierno, el aumento del ya de por sí alto costo de vida, describiendo a esos hechos como “tomas guerrilleras”.


No pudiendo de ninguna manera con su peculiar genio, quiso diferenciar entre salir a las calles y protestar, como si la gente solo decidiera marchar en el hipotético caso de ganar Colombia el Mundial, la Copa América o mínimo en Risaralda, el Pereirita volviera a “campeonar”.


Desde luego, alguien de enormes capacidades intelectuales, dueña de una visión tan novedosa e innovadora motivándola a abrir cuentas en la desaparecida Unión Soviética, sería incapaz de suponer la existencia de una manifestación destinada a oponerse a la flamante separación de la cantante Shakira. A veces, la locura puede ser compatible con la estupidez humana, aunque la última pueda disfrazarse de viveza criolla, sin precisar demasiadas luces.


El odio a la democracia, a la pluralidad, a la inclusión social, al empoderamiento de derechos, termina de oscurecer las mentes a las mentalidades frágiles y de corromper a las almas más perversas. ¿Protestar por la pérdida de privilegios tendrá una legitimidad superior a la de denunciar, a través de una marcha espontánea, libre, legítima, la violencia social comprobable?


Hasta la “gente bien” puede hacer uso del mismo derecho cuando las consignas van de la mano con la realidad, excepto cuando se pliega, conforma guardias blancas anexas a las fuerzas de seguridad y las organizaciones armadas ilegales, a fin de asesinar a sus conciudadanos. En cambio, donde las leyes aplican a las mayorías despojadas de cuanto les corresponde, ganado a fuerza de trabajo honesto, siempre una cosa será una cosa y otra cosa será otra cosa -en especial de tratarse de defensores del privilegio- a los cuales le otorgaran tratamientos diferenciales, “acordes” a la clase social.


Dividir para reinar


La indistinta jerarquización de los seres humanos, categorizarlos, “haciendo diferencias”, en el campo religioso o de la fe, resulta distante del cristianismo que la derecha se jacta de defender “a capa y espada”. Es antinatural, porque aún dentro de la diferencia –inteligencia, habilidad, raza; etc.- todos son iguales, teniendo idéntica responsabilidad. Ni siquiera las patológicas físicas, psicológicas, los pueden sustraer del derecho a la vida, a la equidad, a la igualdad del género correspondiente a su verdadera identidad, a asociarse, crear, trabajar, a participar, a la subsistencia en condiciones dignas que pretenden negárseles.


¡Que no haya confusiones! ¡No es que se hayan vuelto democráticos e inclusivos! ¡Se creen superiores! ¡Son sectarios, racistas, reaccionarios, fascistas, misógamos, especuladores, siniestros, odiadores seriales de lo popular, degradándolo con el término de “populismo”! ¡Requieren una humanidad dócil, reducida a la práctica esclavitud, sobre la cual montar las peores injusticias para sostenerles el estilo de vida fútil, banal, desahogado y presa de la mediocridad, sumidos en la pereza que les achacan a los justos reclamantes del apoyo estatal!


Cuentan entre sus víctimas con la complicidad de intelectuales “de barrio”, periodistas prepagos, incapaces de hablar bien o escribir algo decente al momento de mentir. Borrachines acalorados a la espera de la lógica discusión al irrespetarse la inteligencia, sin desdeñar la puñalada trapera; matones de vereda, sicarios, delincuentes de grupos armados ilegales, “sapos”, politiqueros, sumados al perfil más o menos bajo de los defensores de la sumisión como “verdad obligatoria”.


La gran necesidad, la auténtica demanda material a cubrir, es la democratización de los sistemas políticos, económicos, sociales rigiendo a los ciudadanos, pero imposible de no comenzar por la del capital. Al concentrarse en pocas manos, estará supeditado a los enemigos sociales de turno a perpetuidad, al lucro, la rentabilidad, el acaparamiento permanente, el monopolio, porque ese escenario resulta el “caldo de cultivo” perfecto para sostener regímenes desiguales.


“Nobleza obliga”


Contrariamente a la creencia de muchos, a la arrogancia característica de la oposición, devenida en neófita “defensora de la voluntad de manifestarse” –entiéndase, de la gente de bien- está obligada a realizar “concesiones”. Donativos, publicitadas muestras de desprendimiento, obras de caridad, clubes de abuelos, iglesias evangélicas, deben complementarse con programas de la talla de “Familias en Acción”, “Madres Cabezas de Hogar”, en calidad de “contenedores” de un estallido social de otro modo inminente.


Es inútil empeñarse en suponer a cada rato malas intenciones y teorías de conspiración interminables. Menos, al ser esbozadas por los encargados de conspirar e incitar si les resulta conveniente. Más, cuando se reparten limosnas de tamaño inusitado, pudiendo hacer olvidar por un rato o para siempre el bajo grado de servidumbre de sus receptores.


Los sonoros exabruptos de la reconocida regordeta lenguaraz citada en principio, hacen eco en ese particular núcleo, convocándolo a sentirse superior e integrarse al modelo despótico moderno, donde los siervos de la gleba pasaron a denominarse “obreros”, “trabajadores”, “asalariados” sin perder las cadenas del pasado y para mal disimular la ausencia real de libertad, los coloca a elegir gobiernos de su talante. Esto, aunque las “teorías darwinianas” de la derecha recomienden exprimirlos antes de eliminarlos ya no a partir de la “selección natural de los más aptos”, sino del grado de extrema pobreza o de entendimiento, haciendo imposible que cedan ante las avanzadas seductoras del arribismo y los constantes intentos de coerción.


¿Ahora se entiende? Si la actual oposición pretende volver a hacerse con el gobierno, de la mano de esta mujer lamentable o no; ¿cómo algunas personas no iban a poder salir a “protestar”, a pesar de no pertenecer a la clase dominante, “viviendo de ellos” hace más de doscientos años?


Aclaración


Algunos de los calificados lectores de tan valiosísimo portal que tuvo la deferencia de abrirle las puertas a este humilde periodista, se preguntarán a quien se pretende aludir al interior de dicha crónica.


Acerca de su autor, su intrascendencia a nivel nacional –dicen no lo conocerlo más allá de unas cuadras del lugar donde reside- podría ahorrarle la molestia de soportar cualquier juicio ordinario por calumnias e injurias. En el mejor de los casos, evitarse la furiosa retaliación de la parte golpeada con el puño la verdad, obligándolo a dictar su próxima nota desde una sesión espiritista, sin pagar por el occiso como sucedió en tantas oportunidades bajo el amparo de la ley.


Al ser interrogado respecto del riesgo, afirmó que “vale la pena en favor del bravo y maravilloso pueblo haciendo parte esencial de la Amada Patria Colombiana, la cual, según palabras propias, “de seguro, ruborizada a causa del lenguaje ácido empleado para defenderla, no lo considere de los suyos, pero siente como propia”.


Más adelante, vencido por las reiteradas insistencias, se le ocurrió soltar una adivinanza. Lo hizo en forma de poesía, mientras investigaba el origen de la carne de las empanadas servidas en una de las tantas reuniones del Centro Democrático que cubrió, luego de conocerse la desaparición de manifestantes del Paro Nacional de 2022 en varios crematorios bogotanos.

Los versos se reproducen a continuación:


“Una sabandija

tiene tanta plata,

que igual a las medias,

abre la boca y mete la pata.


Le dicen “La Yegua”

aunque no relinche,

pero sin menguarle

donde va, forma berrinche.


Sostiene una mascota

tomada del collar.

Le repite cual loro, la defiende;

¿qué animal la podría superar?


Arando la tierra un mayoral,

que era “para” sin ser militar,

al verla, en principio, no quiso casarse,

sino mandarla a pastar.


“Milagros del dinero”

-rumoreaban en la iglesia a coro-

“¡Esa mujer no es capaz

ni de lavar inodoros!”.


“Está usted en lo cierto

Su inteligencia es tan simple…

-agregó una mujer cercana al pastel.

La mandan a espiar, va y toca el timbre.


La noche de bodas la encontró desnuda.

¡Fue tan horrible la vista,

que denunció al pobre espejo

de ser comunista!


Los años la hicieron más fea

los kilos sentirse atractiva, suertuda,

pero nunca supo “La Yegua”

desde cuando era cachuda.


Refugiada entre intelectos,

sus iguales le rindieron pleitesía:

Varito, “Paloca”, “Zurriaga”,

además del “Bachiller” Macías…


Se fue con ellos de rumba,

bebió guaro, movió las carnes,

sin sospechar se le suelten

y pegue en alguno el fiambre.


De nuevo con el marido,

aclaró sus condiciones:

“Si quieres evitar escándalo,

¡cómprame las elecciones!


La votaron los llevados, los brutos,

a cambio de un hueso,

juntando a la “Reina del Sur”

con los narcos del Congreso.


Aprovechó la cornuda

el poder con gran esmero,

ayudando a expropiadores,

paracos o ganaderos.


Bien lo resumió un gran sabio

que muy pocas veces le erra:

Habló siempre contra el pueblo,

pero a favor de la guerra”.


Al grito de: “¡Viva Uribe!”,

podrían sobrarle inconscientes,

sobre todo, si “La Yegua”

se postula a Presidente.


Sería el país acabado,

sumido en la peor dictadura

con pobres presos o muertos,

con ricos echándoles pullas.


(Y si guarda la duda existencial

de quien habla tamaña adivinanza,

se le avisó a carta cabal.

Tenga más fe, ¡cuide la espalda!)








*Periodista, escritor, poeta y cantautor. Director general de Diario EL POLITICÓN DE RISARALDA y de su suplemento, ARCÓN CULTURAL. Integrante de ¡UYAYAY! COLECTIVO POÉTICO, así como del CÍRCULO DE POETAS IGNOTOS.

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