Escribe: LUIS ENRIQUE ARANGO JIMÉNEZ*
Muchas veces hay cosas que por mas evidentes que parezcan permanecen ocultas; la llamada opinión pública las ignora o les dedica muy poco tiempo. Una de ellas es el fenómeno de la corrupción asociada a la discusión de la próxima reforma tributaria.
Los episodios de corrupción se tramitan como capítulos independientes , mostrándolos en abstracto o como hechos sueltos, no como parte de algo sistemático donde es más el estándar que la particularidad. Léase caso Mario Castaño para mostrar un botón .
Cuando se hace referencia a la corrupción en el caso tributario por parte de algunos, pareciera que se legitima . Me refiero cuando afirman que pagarían con gusto más impuestos si no se los llevará la corrupción.
No mis queridos amigos, lo que se debiera decir es que tenemos que luchar frontalmente contra la corrupción para que no tengan que subir los impuestos.
En la medida que rindan los recursos del Estado y no se vayan por las cañerías de la corrupción, menores serán los tributos que se le impongan a la sociedad.
La corrupción está directamente asociada al déficit fiscal, esto no puede ocultarse . No se puede pasar a hurtadillas sobre este asunto. Debe quedarle claro a la sociedad que la corrupción le cuesta al Estado 50 billones de pesos anuales según se ha calculado, lo que significa el doble de lo que se pretende recaudar con la reforma tributaria. Reforma que nadie puede negar responsablemente la necesidad de llevarse a cabo, así se requieran ajustes con respecto a la propuesta original y mayor eficiencia del Estado.
Al lado de crear mayores o nuevos impuestos debiéramos declarar ahora si una guerra total contra la corrupción. Ofrecer incentivos atractivos y proteccion a quienes denuncien debiera hacer parte de las estrategias. Entre otras cosas debemos confrontar desde la educación y la cultura la animadversión hacia el delator. Por el contrario debiera ser algo encomiable y en sí mismo un valor emergente. El delator es un héroe. Hay contraculturas que se hacen necesarias para lograr la convivencia y la justicia social.
La misma capacidad argumental que poseemos para enfrentar la reforma tributaria podríamos usarla para luchar efectivamente contra la corrupción. Además porque si convivimos con ella como algo inevitable no habrá reforma tributaria que alcance.
Los organismos de control no funcionan, la sociedad civil debe pasar al frente.
El control social se vuelve una urgencia. La sociedad civil debe formarse y pasar a la acción. La experiencia del Observatorio social en la ciudad Maringa en el Brasil es un buen referente.
Sea la ocasión para parodiar a Jorge Eliecer Gaitan : Contra la corrupción , a la carga !!!
*Ingeniero. Dirigente político y cívico. Ex rector de la Universidad Tecnológica de Pereira.
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