Este 29 de julio se cerraron las inscripciones de los candidatos y listas de candidatos que competirán en las elecciones regionales del próximo 29 de octubre. Quedan tres meses exactos para que el país escoja nuevos gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles para el periodo 2023-2026.
Con el cierre de las inscripciones, también inicia la campaña electoral en forma, pues se habilita el uso del espacio público para la propaganda electoral, de acuerdo con el calendario electoral, programado por la Registraduría Nacional.
El plazo de inscripción de candidatos duró un mes y hubo varios partidos y movimientos políticos de distintas zonas del país que se esperaron hasta el último día para avalar a sus candidatos y definir las listas a corporaciones públicas locales. En algunos casos, hubo indecisión y discusiones internas respecto a la entrega de esos avales.
Ese fue el caso de la coalición del Pacto Histórico, en cabeza de su jefe natural, el presidente Gustavo Petro. Fue el mismo Petro quien decidió que las candidaturas del Pacto serán elegidas a través de listas cerradas. Así lo socializó a sus congresistas en la noche del 26 de julio durante una cita de su bancada. Hasta esa decisión generó inconformidad, pues en Bogotá, y en otras regiones, los directivos de partidos como el Polo Democrático exigieron que la lista fuese abierta.
Recordemos que el Pacto Histórico es una coalición a la que pertenecen 13 partidos políticos diferentes, entre los que están Colombia Humana, Unión Patriótica, Partido Comunista Colombiano, el Polo Democrático Alternativo, el Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS), Alianza Democrática Amplia, La Fuerza De La Paz, Partido Comunes, Autoridades Indígenas de Colombia, entre otros movimientos.
Aunque la elección del candidato a la Alcaldía de Bogotá tuvo menos contratiempos, Gustavo Bolívar se pronunció y calificó la jornada de inscripción del Pacto Histórico como un “rotundo fracaso”. Según dijo, estuvo nublada por intereses, nepotismo y venganzas: “se castiga al que levanta la voz, se cierra el paso a liderazgos por envidias o conveniencias, se negocian avales o se envían faltando minutos para cerrarse las inscripciones”.
Al tiempo que hizo la crítica, aseguró que es hora de que las personerías jurídicas de los partidos que pertenecen al Pacto Histórico se unifiquen en una sola y se definan mecanismos democráticos para escoger candidatos. De no ser así, el candidato en Bogotá presagia que la coalición desaparecerá.
El caso que más ruido desató fue el del Polo Democrático, cuyo presidente, Alexánder López Maya, renunció en la noche del jueves 27 de julio, aunque confirmó que entregaría credenciales. Una de las polémicas que golpeó a esa colectividad fue cuando se conoció que Rocío Dussán Pérez, la hija de Jaime Dussán —presidente de Colpensiones—, encabezará la lista cerrada al Concejo de Bogotá.
Uno de los que amplificó esas contradicciones fue el concejal Carlos Carrillo, quien aseguró que “el Polo no se reunió con la coordinadora distrital para tomar la decisión de ir con lista cerrada con el Pacto”.
En el Atlántico, el protagonista de la pelea fue Máximo Noriega, implicado en el caso Nicolás Petro y que hasta ayer buscaba el aval de la Colombia Humana para participar en las elección del nuevo gobernador de ese departamento.
A pesar que desde el Pacto Histórico le habían pedido que renunciara a su aspiración por su posible participación en el caso del hijo de presidente, Noriega siguió firme con su campaña, tanto así que su nombre fue puesto en la consulta interna en abril, en la que ganó con más del 90% de votos, pero la Colombia Humana decidió apartarlo.
El partido le dio el aval a última hora, pero luego se lo revocaron. En un documento, firmado por el delegado del partido ante el Pacto Histórico, señalaron que las agrupaciones políticas que conforman el Pacto “adoptaron la decisión de abstenerse políticamente de apoyar cualquier candidatura (de Noriega) al cargo de gobernador en el departamento del Atlántico”.
Tras el retiro del aval, Noriega renunció al partido y anunció que acudirá a las instancias judiciales. “Renuncio públicamente a un partido que me maltrata y porque contradice la esencia del proyecto democrático que yo represento”, aseguró.
En Cali, para la Alcaldía, hubo varias discusiones internas para elegir al candidato del Gobierno. Danis Rentería, exsecretario de Paz de ese distrito, es el candidato del Pacto Histórico en esa ciudad. Su elección se dio en medio de tutelas y disputas jurídicas. Según Élmer Montaña, otro de los precandidatos, la mesa técnica del Pacto en Cali lo escogió sin que hubiera consenso ni encuesta interna, por lo que alega que fue ilegal.
Y para colmo...
Por fin terminaron los juegos del hambre, y el panorama nacional es claro para la izquierda: solo hay desolación electoral y ruptura organizativa. Todo lo contrario a lo que nos propusimos y nos prometieron en la campaña pasada.
El Pacto Histórico será un fracaso absoluto, es el resultado de la mediocridad y la mezquindad de los partidos que lo conforman; partidos que no tienen plata ni votos, pero mal que bien, llevaban las banderas de unas causas muy claras, que en su afán de poder -que claramente se convirtió en la más espeluznante ambición- traicionaron todo principio y socavaron nuestro proyecto político; sí el proyecto de nosotros, los de abajo, los nadie, la resistencia, el pueblo; nosotros que solo les servimos para estampar camisetas en época electoral.
Se vio de todo: corrupción de lo más denostable, fraude en las consultas partidistas, venta y compra de avales, clientelismo sin vergüenza, negociación de contratación en la cartera del nuevo gobierno, y hasta nepotismo. Los detalles de cada caso existen, no más es preguntar, quien puso a quien y la misma militancia sabrá dar respuesta.
A propósito de nosotros/as, la militancia, no hubo un escenario más humillante que el del sábado; que dolor tan profundo ver la gente de a pie esperando un aval y las actas de coalición que nunca llegaron, esperando el respeto por los acuerdos en el Pacto Histórico, pero les pusieron -nos pusieron- gente desconocida a "participar", claro con padrinos y madrinas políticas negociando. Quedó evidenciado que las mujeres no existen sino para el marketing político; y las juventudes, aunque pongamos sangre, sudor y lágrimas, solo servimos para repartir volantes o cuando no, dejar algún muerto en las calles que legítime sus discursos en el congreso.
En fin, mi generación no vera la materialización de la dignidad, mucho menos la costumbre de ella, porque se nos cargaron encima y nos escupieron en la cara, así de simple -permítanme desahogarme-, y la idea "de la resistencia al poder" seguirá siendo un lindo sueño para este pueblo que esperaba más que un cambio.
Fuente: DIARIO EL ESPECTADOR / LAS 2 ORILLAS
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