Escritor y periodista autodidacta, nació en Bogotá durante la Confederación Granadina el 23 de junio de 1860. Fue un gran pensador con ideas libertarias cercanas al anarquismo, pero jamás obtuvo título académico alguno, por lo que varios de sus detractores se enfocaron en desprestigiarlo a partir de esto, argumentando que sus ideas eran alborotadoras, peligrosas y sin sustento formativo. Sus palabras radicales fueron provocaciones directas y críticas contra el gobierno, el clero, el imperialismo extranjero y una sociedad atiborrada de ineficiencias morales, "Todos los hombres son aptos para perpetuar la especie; la naturaleza forma y escoge aquellos que son dignos de perpetuar la idea".
Asimismo, defendió toda causa y personaje que favoreciera la libertad y la justicia de los pueblos, especialmente los latinoamericanos, por ello desde muy temprano participó en las luchas políticas de la naciente república, tanto así que a los a los dieciséis años se enroló en las fuerzas comandadas por el general Santos Acosta y luego en las dirigidas por Daniel Hernández. Tras la derrota liberal en 1885, se refugió en Los Llanos del Casanare donde el general Gabriel Vargas Santos le ofreció hospitalidad y refugio, no obstante, por su actitud crítica al gobierno y sus constantes escritos panfletarios el presidente Rafael Núñez puso precio a su cabeza , lo que obligó a Vargas Vila a exiliarse en Caracas.
En 1877, en Caracas, fundó y dirigió la revista Eco Andino y en 1878, junto a otros panfletarios perseguidos por Núñez como Diógenes Arrieta, Juan de Dios Uribe, Ezequiel Cuartas Madrid, Avelino Rosas y Emiliano Herrera, fundó la revista Los Refractarios. A la muerte de Arrieta, Vargas Vila pronunció en el cementerio de Caracas la oración fúnebre, considerada una de las piezas claves de la oratoria del divino Vargas Vila "Tu tumba será sagrada; aquí no vendrán en la noche silenciosa -como irían en tu patria- los lobos del fanatismo a aullar en torno a tu sepulcro, hambrientos de tu gloria".
Ese año publicó su primera novela, Aura o las violetas, integrada al modelo romántico de la época y la cual fue llevada al cine en 1922. Sin embargo, y conminado por el gobierno caraqueño a abandonar el país, Vargas Vila se trasladó a Nueva York, donde entró a trabajar en la redacción del periódico El Progreso en el cual arreció sus ataques contra los gobiernos tiranos de Colombia y Venezuela. Al retirarse del periódico fundó la revista Hispano América, donde publicó varios cuentos que después harían parte del libro Copos de espuma. En 1898 ejerció como ministro plenipotenciario de la República del Ecuador en Roma e inicia profundas amistades con Rubén Darío y otros escritores de renombre. Entre 1900 y 1903 escribió Rosas de la tarde e Ibis, narraciones con las que alcanzó una popularidad inmediata en todo el continente latinoamericano. Fundó en 1904 la revista Némesis, en Nueva York, en la que atacó a las dictaduras latinoamericanas y al imperialismo norteamericano.
Su vasta obra literaria y política es aún desconocida para el pensamiento intelectual latinoamericano pues, tal como lo mencionó Rafael Gutiérrez Girardot en su obra Ensayos de Literatura Colombiana, “El haberse enfrentado contra todas las instituciones […] costó a Vargas Vila su exclusión de la literatura colombiana. […] Pero la condena general no ha permitido siquiera que de los cien volúmenes de sus obras se seleccione lo memorable y lo meritorio, que efectivamente tiene”. El archivo personal de Vargas Vila se conservó en silencio en el Museo Fragua Martiana de Cuba, hasta el año 2007 cuando fue donado al gobierno Colombiano. Sin embargo, este nunca llegó a Colombia, desde entonces está extraviado.
Después de una vida dedicada a defender las ideas de la libertad y sin miramientos para hablar de lo que quiso, Vargas Vila murió en Barcelona el 25 de mayo de 1933.
"[…] llega la hora de incendiar con la fuerza del ideal nuestros pueblos de Hispanoamérica, que tanto han sufrido por la separación […] Ud., el Cóndor [Eloy Alfaro] y yo seremos fieles a la promesa de restaurar el ideal. Sé que Ud. entrará a sus 42 eneros con el renovado empeño de refundar las naciones como un día lo juramos”. Fragmento de la carta del Divino Vargas Vila al Apóstol José Martí del 24 de diciembre de 1894.
Fuente: COLOMBIA INFORMA
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