Si algo queda bastante claro, es que los partidarios del polémico gobierno saliente no fueron capaces de superar la contundente derrota propinada por el pueblo, durante la pasada contienda electoral. Desde ese momento, el uribismo desalojado del poder, desprestigiado por la evidencia de no haber dejado desastres por hacer de la mano de Iván Duque Márquez, el ungido de Álvaro Uribe Vélez, además de actuar de manera empecinada, incurriendo en absolutas contradicciones, es incapaz de asumir el fracaso de sus políticas, como el rol de oposición.
Las consecuencias del hecho, están más expuestas que una mano dentro del área grande, vista a través del VAR en cualquier partido de fútbol. Pero lo peor es contemplar a quienes pretendieron imponer las reglas del hambre, de la miseria, del crimen como norma "legal", de la destrucción de la industria nacional, de los negociados espurios, negarse sistemáticamente a convivir en democracia, donde al menos en teoría la mayoría "manda", mientras los perdedores "acompañan".
El colmo de los colmos, la actitud incoherente de cierto combito junto a la senadora Paloma Valencia, protestando contra el presunto impuesto a las bebidas azucaradas, a los alimentos embutidos, cuando hace unos meses callaron frente a los salvajes aumentos de la reforma tributaria de Alberto Carrasquilla, calificando de "vándalo" y "terrorista" a quienes salían a protestar por no alcanzarle para la comida, ni dejar de aplaudir como focas las violenta represión.
En resumen, hipocrecía al desnudo. Mejor dicho, manifestación ultraminoritaria de riquillos, pertubados porque el gobierno popular los puso a pagar lo antes trasladado al ciudadano común, cual eterna variable de ajuste para sostener a los verdaderos vagos viviendo del Estado.
La estupidez, la desvergüenza no concluyen allí. Al tiempo que en sus tiempos de candidato, a Gustavo Petro sólo faltaba lo acusen del magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán, ocurrido exactamente catorce años antes de haber nacido, de someterlo a cantidades industriales de atentados, el actual presidente recibe a sus peores detratores, extendiéndole la mano franca al adversario desalmado. Se sienta en plena Casa de Nariño con la senadora María Fernanda Cabal y su esposo, el ganadero de presuntos vínculos con grupos paramilitares, José Félix Lafourie, presidente de FEDEGAN. Les garantiza seguridad no solamente a ellos, sino a miembros de la familia, dizque "amenazados". Los recibe como si fueran los suyos al punto de causarles asombro, quedando como interrogante único si semejante acto de grandeza tiene sentido, cuando la mismísima Biblia advierte de no arrojarles perlas a los cerdos.
La oposición, más que al petrismo, a todo lo concerniente a un verdadero cambio político, social, económico, parece fermentar irascible a cada minuto. Es indiferente a la pérdida de la credibilidad, apuesta a la mentira prefabricada, amablemente difundida de forma libre y gratuita a manos de ignorantes o criminales anónimos en calles, redes sociales, rehuyendo a la verdad. Esto, aunque deban volver al país un chiquero antes de ver concretada la posibilidad de vivir mejor, tener dignidad, ver algunos platos más en la mesa de los vulnerables, ser ellos mismos menos pobres, así sea de espíritu.
Tal decadencia humana queda en evidencia frente al hecho de asumir el papel de ser "contra" por el simple hecho de oponerse en sí, sin importar que Colombia sea la casa de todos y si se le viene el techo abajo, tarde o temprano, aplastará a sus habitantes peor que las viviendas sobrevaluadas de Duque sobre la isla de Providencia.
De allí la puesta en escena mediática de personajes con una falta alarmante de pertenencia, rozando la patología detrás de semejantes actitudes obsecuentes como Miguel Abraham Polo Polo, para muchos el "perro salchicha" de Cabal y compañía, obligado por la ley a disculparse a causa de levantar falso testimonio contra la vicepresidente. Antes que pronto, la verdad sale a la luz. Al margen de poseer una trayectoria intachable, de recibir infinidad de reconocimientos en el mundo entero, comparándola con su antecesora ligada al narcotráfico, dicho sea de paso, Francia Márquez Mina no es guerrillera. Por supuesto, ampoco fea mujer, porque al mirarle apenas las facciones del rostro se las advierte hermosas. Es inteligentísima y de "ñapa", tiene el mismo color de piel de su señalador. Pero a diferencia suya, trabaja en favor de los afrocolombianos.
"Para variar", en calidad de patada de ahogado, los devaneos lenguaraces de la senadora Paloma Valencia, alias "Paloca" a raíz de sus vociferaciones pretendiendo emular a Adolfo Hitler o quizás, debido a los antecedentes de locura hereditaria, aunque lúcida como toda su bancada a la hora de robarse lo ajeno, para afirmar más tarde que es propio y "vender" la defensa de la propiedad privada como "la esencia de la libertad" pero de ellos, porque no conocen ni quieren saber nada con otra forma de vivir distinta a chupar la sangre de una mayoría a la cual desprecian.
En esa idéntica horda de sandeces que alguna vez planteo impulsar la segregación racial al interior del departamento del Valle del Cauca, como si fuera el estado norteamericano de Mississippi -¿se imaginará el lector a los blancos de "galerita" de un lado, los negros del otro, laborando el campo a latigazo limpio, todos muy felices por supuesto y a Paloma, con el vestido de Scarlett O´Hara en la película "Lo que el viento se llevó"?- la legisladora pareció olvidar "el magnífico servicio" de los paramilitares a la causa uribista.
Esa horrible enfermedad llamada "mal de Alzheimer", tan similar a veces a una "suerte de olvido voluntario" por estímulo de la conveniencia, la habría llevado a omitir tal vez sin quererlo que en época de elecciones, los subordinados del ex comandante, Salvatore Mancuso, arrearon como ganado a miles de ciudadanos en camiones, para llevarlos a votar por su "mesías" de la muerte. Afortunadamente, cuando algunos se hacen los idiotas, los noticieros callan, los cómplices miran hacia otro lado, paredes como las de la regióndel Magdalena Medio no dejaban mentir, al dejarse pintar con la leyenda "Autodefensas Unidad de Colombia - Álvaro Uribe Conducción (Por aquello de las sigla AUC). Pero al ser traicionado el viejo verdugo, frente a la inminente posibilidad de "prender el ventilador", a pesar de que a Paloma "se la vuelen", el resto de la gente, los pedazos doloridos de la Patria sublebada, se lo recuerdan más ahora que ya no es gobierno
¿Qué se lucha contra el castro - chavista, por la defensa del derecho y la libertad? ¿De los derechos de quienes? ¿De Lucas Villa, de Dillian Cruz, de los jóvenes asesinados en las calles, a los cuales les arrancaron los ojos durante el Paro Nacional o los muertos flotando sobre el río Cauca? ¿Se volvieron "de golpe" comunistas por Obra y Gracia del Espíritu Santo las dos millones de personas, saliendo a la calle hartas de ser estafadas por quienes ahora, en defensa de sus propios privilegios obtenidos mediante el robos escandalosos, pretenden venir a fungir de adalides en defensa del pueblo, al que vienen matando desde hace ochenta años? ¡Pura carreta!
Si algo le encomendaron más de once millones trescientas mil personas al Gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez, es enterrar al fracasado modelo dictatorial uribista, superado tanto por las incesantes demandas de paz, como las urgentes demandas sociales, desde luego sin olvidarlo ni extendiendole el inmerecido perdón.
Entonces, ¡borrón y cuenta nueva! ¡A romper los huevos necesarios para hacer la Colombia de las próximas generaciones!
Escribe: CARLOS ALBERTO RICCHETTI*
*Periodista, escritor, poeta y cantautor. Director general de Diario EL POLITICÓN DE RISARALDA y de su suplemento, ARCÓN CULTURAL. Integrante de ¡UYAYAY! COLECTIVO POÉTICO, así como del CÍRCULO DE POETAS IGNOTOS.
Comments