Escribe: CARLOS ALBERTO AGUDELO ARCILA**
Con la palabra derrumbo al Dios de las iglesias sus eufemismos el infierno el vino amargo. Con la palabra creo parajes inciertos. Los caminos de hadas son reales palpo todo de cristal me deslizo entre el viento hasta llegar de vocablo en vocablo a todo a nada. Siento esta escalera del lenguaje como un soslayo mientras puntos suspensivos se acercan.
Borges
Me sujeto al silencio. Penetro muros y centellas. Sustantivo mi acontecer. Desarraigo la Mandrágora adjetivos pronombres algazaras y no sé cuántos más raíces infinitas. Crece junto al patíbulo la tarde de los ahorcados. Mi palabra evade lenguajes inútiles prosigo mi camino hacia la niebla. En este ambiente vibran locuciones misteriosas. Allá están los de la palabra concreta. Aquí permanecen los vacilantes del habla. Símbolos inconclusos desaparecen entre hendijas de la bruma. Léxicos improbables de escuchar por parte del oído humano se adhieren a capullos intangibles. Una sombra mayor y otras once mil sombras rodean murallas donde se recluyen mis pensamientos ávidos de no decir nada o de hablar junto al ojo de la aguja por donde ha de pasar el camello un martes de nunca llegar. El viento se torna sombra en el vaivén de la hoja colgante del pico en vuelo.
Palabra de los mil demonios. Palabra de todos los cielos. Palabras irrefutables. Palabras burdas. Palabras para beber con aguasola. Palabras idóneas bastardas esperanzadoras en el mausoleo de las ardillas. Palabras pedagógicas en el calvario de los desahuciados. Palabras…
Rulfo
Debe suceder en el territorio de los fantasmas la venganza de los muertos para luego aflorar desde la realidad existencial el misterio del silencio. Silencio como punta de lanza en la espesura del cauce. Silencio análogo a un veredicto mortal. Silencio en la extravagancia de quien guarda silencio para capitalizar sabiduría en el pueblo de los espectros. El mito se rumora bajo este firmamento impreciso. En ocasiones palabras y pensamientos tiemblan en mi boca ansiosa de silencio. La memoria espectral exhibe sus partes íntimas hasta dejar ver la desnudez de las once mil ánimas benditas. El mundo acontece en este lado invisible de forma perfecta. Sumo uno más uno igual a doce o al color azul en el sonrojo del pájaro azulejo.
Quiero aprender el camino de la palabra exacta aquella capaz de nombrar mariposa y que no muera en el intento de seguir su vuelo. Pretendo verla navegar de renglón en renglón de labio en labio con perdurabilidad y mundo majestuoso en un verbo sobre una hoja frente a la orilla del mutismo. Palabra-luz en lo perenne de ella misma o en el junco donde aves extrañas espuman la terminología excelsa para cada evocación del moribundo. Quiero aprender a…
Silencio genuino
La palabra encarna vísceras del cero. El cero transmuta geométrico lenguaje. Matemáticas de la palabra. Quinta esencia del cero en idioma auténtico. La palabra se agrieta y deja observar la raíz del cosmos de donde golpes de vista halan los 120 verdes con el fin de diseminarlos en superficies áridas. El cero trasciende en el infinito la génesis de la palabra y la fuente del verde como el principio del cero son al unísono naturaleza pura y poema perpetuo y energía inagotable. El cero en contrición con la palabra mustia permea la izquierda del guarismo al grado de reverdecer la palabra desde la infinidad de una coma.
Palabra entre la palabra como tejido invisible. Arañas y moscas translucidas en la palabra. Ceros de derecha e izquierda agachan la cabeza a cursivas y negrillas después de dar principio a palabras nunca antes pronunciadas. Verde-azul en el interludio de la floridez y la palabra inexplicable. Incertidumbres a punto de salir del dedal fraguado con dedos Penélope. Palabra sanguinolenta. Palabra del pan amasada con el sudor de cada día. El cero deslumbrante del vocablo desgrana trigo junto al silencio genuino. Seis piedras nacen en el camino de los desahuciados.
Siempre habrá tema para escribir… Rulfo
Basta con saber sumar palabras y esperar el resultado. Rulfo
Jorge Luis es la una de la mañana. Borges
O quizá es la hora del vino aún en la vid… llueve en el tiempo de la arena… Rulfo Está bien mientras mis muertos anden serenos por Comala.
*De la novela surrealista Martes de nunca llegar.
**Escritor colombiano (Caicedonia, Valle del Cauca, 1956). Ha publicado los libros de aforismos Antidiario (1988) y Desentrañismos (2003) y los poemarios ¿De qué color es el azul? (2007), Perros metafóricos (2008) y Usos de la noche (2017). Textos suyos han sido recogidos en diversas antologías. Ha dirigido varias revistas literarias, como Cascadas de Polvo, Prosa Resoluta, Andarina, Floresía y Kanora. Ganó el Concurso Departamental de Poesía Comfamiliar. Tallerista literario y conferencista en educación superior, básica, media y primaria. Fue integrante del comité organizador del Tercer Encuentro Nacional de Escritores por la Paz, realizado en Caicedonia Valle, y gestor del Encuentro Nacional Luis Vidales, sede Caicedonia.
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